L'ansiedad es una de las patologías más frecuentes de la población. Un gran porcentaje de personas lo ha experimentado al menos una vez en su vida. Pero… ¿qué es exactamente la ansiedad?
Analogía de la ansiedad
Metafóricamente hablando, podríamos decir que la ansiedad es la alarma, pero no el fuego. Es decir, la ansiedad es una función adaptativa del cuerpo y nos alerta cuando un aspecto de nuestra vida no está funcionando, pero no es por sí sola el problema. Ésta nos avisa de que cuerpo y mente funcionan correctamente y se encarga de interpretar peligros en absolutamente todos los seres vivos.
Imagínate que eres una gacela en medio de la selva, y ves de lejos a un león. Automáticamente, tu cerebro se identifica como presa y por tanto, lo vive como si fuera una situación de peligro. De forma casi inmediata, se activa una pequeña zona en tu cerebro, la amígdala, que te ayudará a escapar de la situación estimulante o inhibiendo la respuesta de lucha o fuga. Hasta aquí todo bien, digamos que la ansiedad es una aliada, no una enemiga, puesto que nos ayudará a actuar en consecuencia y protegernos de ser devorados por el león. Ahora bien, ¿por qué acaba suponiendo un problema?
La disfunción de la ansiedad y la magnificación de preocupaciones
La ansiedad acaba resultando un problema, cuando el cerebro comienza a identificar situaciones de peligro constantemente, cuando se anticipa a los problemas, cuando malinterpreta situaciones, cuando se basa en experiencias previas y acaba aplicando estos pensamientos en contextos completamente distintos. Básicamente, cuando se da un mal uso de ella.
Volviendo al ejemplo del león y la gacela. Imagínate que el león empieza a perseguir la gacela y finalmente ésta consigue escapar. Gracias a la ansiedad ha logrado sobrevivir. Pero qué pasaría si a causa de esta situación, la gacela, por miedo a volver a ser devorada, permaneciera escondida eternamente en una cueva? Pues que seguramente, ésta no moriría devorada por un león, pero moriría de todos modos, porque el miedo no le dejaría salir a comer, beber agua o realizar cualquier tipo de necesidad básica. Así que en ese momento, la ansiedad ya no es funcional, porque el miedo deja de ser real. Ya no estoy interpretando un peligro, sino que me lo estoy imaginando y esto me paraliza.
Sabías que el 90% de las cosas que nos preocupan nunca sucederán? aún así, son preocupaciones que pasean por nuestra mente y tienen un impacto directo en nuestra salud. Si te lo paras a pensar, es un porcentaje muy alto, significa que sólo un 10% de las preocupaciones de nuestra mente son reales y pueden ocurrir. Elansiedad mal empleada forma parte de ese 90% que raramente o nunca sucederá. Así que aquí te dejo unas cuantas herramientas para que empieces a aprender a gestionarla y utilizarla de una forma útil.
Ejercicios por gestionar la ansiedad
- Realiza un autoregistro para la definición de problemas actuales
Tomemos conciencia. La ansiedad puede verse producida por uno o varios factores a la vez. Haz un listado en un papel de tus problemas actuales. - Evalúa cómo influye la preocupación en la interpretación de la situación
Una vez registradas tus preocupaciones o problemas actuales, quiero que vayas una por una valorando qué impacto tienen en su interpretación. Para ello, responde a estas preguntas:
- ¿Qué parte de esa situación me preocupa?
- Cuando me preocupo, ¿qué pienso exactamente sobre la situación?
- ¿Estoy interpretando objetivamente la situación?
- ¿Qué nivel del 0 al 10 siento de miedo/preocupación frente a la situación?
- ¿El miedo/preocupación hace que interprete de manera distorsionada la situación?
- Modifica tus creencias irracionales sobre la situación
Según el modelo A-B-C de Albert Ellis, un reconocido psicólogo dentro del mundo de la psicoterapia, los problemas emocionales están influenciados por las interpretaciones irracionales que hacemos de las situaciones que vivimos. Así que aquí te dejo algunos criterios para que puedas cuestionarte si el pensamiento que estás teniendo, es irracional o no:
Criterio de utilidad
- ¿Para qué me sirve pensar así?
- ¿Este pensamiento me ayuda a regular mi emoción?
- ¿Me ayuda a conseguir mis objetivos?
Criterio de intensidad
- ¿Qué emociones siento cuando pienso así?
- ¿Cómo de fuerte estoy sintiendo esa emoción?
- ¿Me está haciendo perder el control?
- ¿Qué hago o dejo de hacer cuando pienso en esto?
Criterio de objetividad
- ¿Qué pruebas tengo para afirmar que…?
- ¿Qué datos tengo en contra de ese pensamiento?
- ¿En qué me baso para…?
Criterio de formalidad
- ¿Qué palabras estoy utilizando para ese pensamiento?
- ¿Estoy utilizando palabras muy extremistas?
- ¿Utilizo palabras como “fracaso, inútil, perfecto, estúpida…”?
En conclusión, podemos afirmar que la ansiedad es una función del cuerpo fundamental que merece de nuestra atención. Sin embargo, no olvides que estos ejercicios son una ayuda básica para empezar a trabajar contigo mismo, pero que si padeces de ansiedad debes complementarlo con una intervención psicológica con un profesional de la salud mental.
Muchas gracias por acompañarnos en este blog. ¡Nos vemos en la próxima!